Hasta la fecha, los casi dos mil planetas extrasolares descubiertos alrededor de otras estrellas carecen de nombres propios. Por si acaso todavía no lo sabes, la convención para nombrar exoplanetas es tan simple como sosa: basta con añadir la letra ‘b’ en minúscula al nombre de su estrella y ya está (la ‘a’ está reservada para la propia estrella). Si hay más exoplanetas en un mismo sistema estelar simplemente se les pondrá una letra en orden de descubrimiento. Sencillo, ¿no? El problema es que normalmente los nombres de las estrellas corresponden a entradas de catálogos y son cualquier cosa menos fáciles de recordar (para muestra un botón: ¿quién es capaz de memorizar nombres como OGLE-2011-BLG-0265L, 2M 0219-3925 o HD 216536?).
Los nombres propuestos para Mu Arae (http://estrellacervantes.es/que/).Cierto es que algunos de estos exoplanetas han sido bautizados con nombres propios -como es el caso de Osiris-, pero siempre de manera informal y en ningún caso reconocida por la Unión Astronómica Internacional (UAI), el único organismo mundial con el superpoder de poner nombres a todos los objetos celestes. A raíz de la decisión de retirarle a Plutón su condición de planeta, en los últimos años ha surgido cierta polémica sobre este exclusivo rol y han aparecido no pocas voces críticas con la forma de actuar de la UAI. Como ejemplo extremo de esta reacción tenemos la iniciativa Uwingu, que aboga por que sea el gran público el encargado de elegir democráticamente los nombres de los objetos celestes… previo pago de una módica cantidad de dinero, eso sí.
Los nombres propuestos para Mu Arae (http://estrellacervantes.es/que/).Cierto es que algunos de estos exoplanetas han sido bautizados con nombres propios -como es el caso de Osiris-, pero siempre de manera informal y en ningún caso reconocida por la Unión Astronómica Internacional (UAI), el único organismo mundial con el superpoder de poner nombres a todos los objetos celestes. A raíz de la decisión de retirarle a Plutón su condición de planeta, en los últimos años ha surgido cierta polémica sobre este exclusivo rol y han aparecido no pocas voces críticas con la forma de actuar de la UAI. Como ejemplo extremo de esta reacción tenemos la iniciativa Uwingu, que aboga por que sea el gran público el encargado de elegir democráticamente los nombres de los objetos celestes… previo pago de una módica cantidad de dinero, eso sí.